Las medusas pican a su presa usando nematocistos, unas estructuras urticantes localizadas en las células especializadas que poseen estas interesantes criaturas marinas. El contacto con el tentáculo de una medusa puede conllevar que se desencadenen millones de nematocistos, que perforarían la piel e inyectarían su veneno. Sin embargo, sólo el veneno de algunas especies causa una reacción adversa en los seres humanos.
Cuando un nematocisto se desencadena por el contacto con un depredador o una presa, la presión se acumula rápidamente en su interior hasta 2.000 libras por pulgada cuadrada, hasta que la hace estallar. Una lanza dentro del nematocisto perfora la piel de la víctima, y el veneno fluye a través de esta.
El contacto con una medusa puede ser muy incómodo, a veces se requiere la asistencia médica para paliar las consecuencias negativas de dicho encuentro. Los efectos de la picadura van desde ningún contratiempo o sensación significativa, al dolor extremo, y hasta en algunos casos, la muerte. Aún encontrándose en un estado de descanso o cercanas a la muerte, las medusas pueden picar.
Las sensaciones luego de las picaduras de medusas van desde una punzada, en forma de hormigueo, a la más cruel agonía. La mayoría de las picaduras de medusas no son mortales, pero las picaduras de algunas especies de la clase Cubozoa y la medusa caja, tales como la famosa y especialmente tóxica Irukandji, pueden ser mortales. Igualmente, las picaduras pueden causar anafilaxia, que puede ser fatal. La atención médica puede incluir la administración de un antídoto.
En 2010, en una playa de Nueva Hampshire, en Estados Unidos, un tipo de medusa originario de este sitio picó como promedio entre 125 y 150 personas. De igual modo, se dice que las medusas pueden matar entre 20 y 40 personas al año en las Filipinas. En 2006, la organización de la Cruz Roja trató 19.000 bañistas por esta causa a lo largo de la Costa Brava.
Por su parte, la avispa de mar, una medusa caja que se encuentra en aguas australianas, puede matar a un humano adulto en unos pocos minutos. Las células urticantes de los tentáculos de una medusa caja no se inyectan por el mecanismo de la presión antes descrito, sino por unas sustancias químicas que se encuentran en su piel.
Las medusas pueden causar daños a los seres humanos, una vez que entran en contacto con bañistas que se entrecrucen en su camino. Las consecuencias más evidentes de dichos encuentros no deseados son lesiones corporales, o la muerte y también la reducción del turismo costero.
En el campo de la generación de energía eléctrica en centrales hidroeléctricas, las medusas puede obstruir el equipo de enfriamiento, desactivando las plantas de energía en muchos países. De ese modo, este curioso animal marino causó un apagón en las Filipinas en 1999, así como daños en la Planta de Diablo Canyon Energía en California, en 2008.